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Eclipse, de Mar Cantón |
“Camarero, ¿ve esa luna? Quiero ver esa luna en el
champangne.”
Frase de la película Un ladrón en la alcoba (1932)
Soy cazadora de eclipses, sean solares o lunares, subjetivos u objetivos, estoy a la expectativa de poder observar estos espectaculares fenómenos astronómicos. Reviven en mí imaginarios, mitos, leyendas, historias ancestrales que están en los más profundo de mi conciencia histórica.
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Eclipse de Girasol, Paul Nash, 1945
Éste fue uno de los últimos cuadros de Nash (1889-1946). En
esta época el artista estaba seriamente debilitado por el asma. Su plan era
hacer una colección de ocho cuadros: cuatro pintados al óleo y cuatro acuarelas
acompañantes: Eclipse de Girasol (Eclipse of the Sunflower), Solsticio de
Girasol (Solstice of the Sunflower), El Girasol Sale (The Sunflower Rises), El
Girasol se Pone (The Sunflower Sets).
Sólo pudo completar los dos primeros óleos. A Nash siempre
le interesaron los ciclos de la naturaleza y le fascinaba la relación entre el
Sol y los girasoles.
El cuadro de la imagen, ‘Eclipse de girasol’, muestra cómo
los pétalos del girasol se funden con el resplandor del Sol eclipsado.
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Aunque no tenga las condiciones logísticas para acercarme a los lugares reales donde cada uno de estos eventos será visible, guardo información de los que puedo observar y precisamente recuerdo los dos últimos que he podido disfrutar: El eclipse híbrido del Sol del 2005 y el lunar del 15 de abril de 2014.
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Esta pintura muestra una realística descripción de un
eclipse de Sol. El cuadro fue completado en 1735 por Comas Damian Asam, pintor
y arquitecto alemán famoso. Se puede observar la corona solar y el efecto de
anillo de diamantes visible en el momento que los rayos solares atraviesan la superficie
lunar. La persona que observa el fenómeno celeste es San Benedicto. Se cree que
Asam observó los eclipses totales de sol en los años de 1706, 1724 y 1733, que fueron parte de su inspiración para la elaboración del cuadro.
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Los eclipses me remiten a una gran riqueza de información transversal, holística, mi mente comienza a linkear, enlazar información en una red interminable de sensaciones, asombros, remembranzas, lúdicas, ciencias, incertidumbres y emociones. Mente rococó, abigarrada, exuberante y sincrética.
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Eclipse de Sol observado en Jerez, el 22 de diciembre de 1870. Descubrimiento por Charles Augustus Young de la capa inversora de la corona solar.
Paul Jacob Naftel (1817-1891) fue el artista oficial de la
expedición británica, dirigida por el rev. Stephen J. Perry (1833-1889). Se
unió a los observadores norteamericanos en la azotea de la casa de El Recreo,
contigua al Olivar de Buena Vista, donde estaban asentados los instrumentos más
pesados.
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Y comienzo a tararear "eclipse total del amor" de Lissette o los acordes de "but the sun
is eclipsed by the moon" de Pink Floyd. Y como ando con una parranda de lunáticos, entonces cada uno saca su repertorio: Eclipsado, de Andrés Calamaro, Eclipse de Marcela Morelo, Eclipse de Luna de Maite Perroni, El Eclipse de Luciano Pereyra, terminando con la banda sonora de la saga Eclipse, en especial, All Yours.
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El Eclipse en antigua Guatemala (2003), de Diego Isaías Hernández |
Y salto de "Eclipse" la novela Stephenie Meyer, que no he leído, a la película del mismo nombre, que sí he visto en la tele, para releer el cuento "El Eclipse" de Augusto Monterroso y a saborear la mieles de la venganza contra el pensamiento petulante que trajeron los europeos a estas tierras, sembrando a la brava una ciencia impuesta a espada y fuego que mutiló realidades míticas y legendarias. Me quedo con estas últimas, no por negar el infalible poder revelador del método científico, es porque esa ciencia se construyó matando la poesía, opacando el fulgor de las historias contadas a la luz de una fogata y negándonos el derecho a creer en lo que se nos de la gana. Estoy en desobediencia civil contra esa manera de divulgar la ciencia.
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Eclipse, de Quintín Pérez |
Por eso, cuando le explico a los niños que en la Luna no hay ningún conejo, ningún señor cargando un bulto de leña, y los veo distraídos buscando esas figuras en la imagen de la Luna, mientras señalo con la luz de un puntero, en el rostro de Selene, el cráter Tycho, sé que en ellos aún vive el ancestral abuelo saltacorral de las historias fantásticas. Y de la pata del conejo, brinco a explicar quién fue ese tal Brahe y porqué él sí está en la cara visible de la Luna. Tranquilo, niños, a mí me gusta más la cara graciosa del conejo que la deforme de Tycho.
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Eclipse de Luna, de Jorge Corleto. |
Me adentro en las zonas oscuras del eclipse y voy leyendo las historias de los más famosos registrados, desde el observado por los chinos, un 22 de octubre en el año 2.137 aC, el Eclipse de Tchoung-Kang, hasta el sucedido un 13 de abril de 1.325 dC, en Tenochtitlán, México.
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Eclipse Abstracto, de Javier Jaeger Soto |
Entro a la galería de los pintores que se dejaron fascinar por estos eventos y lograron convertirlos en obras de arte, con especial misticismo. La primera imagen que se me viene a la mente es la narrada en los evangelios de lo que aconteció al momento de la crucifixión de Cristo, en Lucas se describe así: "Era
ya cerca de la hora sexta cuando, al eclipsarse el sol, hubo oscuridad sobre
toda la tierra hasta la hora nona".
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La Crucifixión de Pieter Pannemaker I, actualmente en la
National Gallery de Washington muestra eclipses de sol y luna.
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El Levantamiento de La Cruz, de Rubens. En la tabla de la derecha del tríptico se puede observar el eclipse ya iniciado. |
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El Cristo
Crucificado de José de Ribera en el que aparece el eclipse
instantes antes de la totalidad.
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La
Crucifixión con San Jerónimo y San Francisco 1445/1450, obra de Pesellino (Francesco di Stefano).
Y así, voy de retablo en retablo, de eclipse en eclipse, los que perduran en la memoria directa e indirecta, por cada rincón de mi mente escrutando porqué le han robado a la ciencia la fantasía y la magia.
Y termino con esta exótica pintura indú de la serie Ragamala, esperando poder ver algún día las estrellas brillar detrás de la eclipsada imagen del disco solar.
"No
solo en el arte occidental aparecen representados los eclipses. También en el
arte oriental podemos verlos. Como esta rara pintura india de la serie Ragamala
datada entre 1730 y 1750 en Bundi, Rajastán, India. En esta deliciosa
ilustración incluso se pueden ver algunas estrellas brillantes que aparecen en
la fase de totalidad y el comportamiento anómalo de los pájaros extrañados."
Sí, porque ya no veré ningún eclipse total de Sol, central,
de larga duración, en lo que me resta de vida en el siglo XXI, porque el último
que se dio fue el del 22 de julio del 2009, que duró en totalidad 6 minutos, 39
segundos y pudo ser observado en India, China y Océano Pacífico.
No obstante, seguiré cazando eclipses furtivos y colocando
señales en el calendario y puntitos en el mapa en los lugares donde quiero
espantar los dragones de la imaginación para que no se roben la luz de mi
inspiración.
Y creo que estaré ocupada para las siguientes fechas: 21 de agosto de 2017, en Norteamérica, (2m 4s); el
2 de julio de 2019 (4m con 33s) en La Serena, Chile; el 8 de abril de 2024, (4m
28s) en Norteamérica y el 12 de agosto de 2026, en España, (2m 18s).
Hoy tengo cita con otro eclipse total, de espantosos augurios,
"para el miércoles de la semana próxima a las cuatro de la tarde, mi
general", el que Zacarías le suplica a los astrónomos "le inventaran
un cometa de pirotecnia, un lucero fugaz, un dragón de candela, cualquier
ingenio sideral que fuera lo bastante terrorífico para causarle un vértigo de
eternidad a una mujer hermosa, pero lo único que pudieron encontrar en sus
cálculos fue un eclipse total de sol." Gabriel García Márquez, El otoño
del patriarca, página 110, editorial Bruguera, Barcelona,1980.
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