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Superluna en San Andrés, foto Manuel Roa. Agosto de 2014
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¡Ay, Luna!, a veces eres tú;
otras, Nube;
y casi siempre, Murphy...
Qué difícil es tocar la piel del cielo.
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Superluna, agosto 10 de 2014. Foto tomada frente a la iglesia de Nuestra Señora de Peña, Río de Janeiro. AFP.
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LA LUNA
(Jorge Luís Borges)
Cuenta la historia
que en aquel pasado
tiempo en que
sucedieron tantas cosas
reales, imaginarias y
dudosas,
un hombre concibió el
desmesurado
proyecto de cifrar el
universo
en un libro y con
ímpetu infinito
erigió el alto y
arduo manuscrito
y limó y declamó el
último verso.
Gracias iba a rendir
a la fortuna
cuando al alzar los
ojos vio un bruñido
disco en el aire y
comprendió, aturdido,
que se había olvidado
de la luna.
La historia que he
narrado aunque fingida,
bien puede figurar el
maleficio
de cuantos ejercemos
el oficio
de cambiar en
palabras nuestra vida.
Siempre se pierde lo
esencial. Es una
ley de toda palabra
sobre el numen.
No la sabrá eludir
este resumen
de mi largo comercio
con la luna.
No sé dónde la vi por
vez primera,
si en el cielo
anterior de la doctrina
del griego o en la
tarde que declina
sobre el patio del
pozo y de la higuera.
Según se sabe, esta
mudable vida
puede, entre tantas
cosas, ser muy bella
y hubo así alguna
tarde en que con ella
te miramos, oh luna
compartida.
Más que las lunas de
las noches puedo
recordar las del
verso: la hechizada
dragon moon que da
horror a la halada
y la luna sangrienta
de Quevedo.
De otra luna de
sangre y de escarlata
habló Juan en su
libro de feroces
prodigios y de
júbilos atroces;
otras más claras
lunas hay de plata.
Pitágoras con sangre
(narra una
tradición) escribía
en un espejo
y los hombres leían
el reflejo
en aquel otro espejo
que es la luna.
De hierro hay una
selva donde mora
el alto lobo cuya
extraña suerte
es derribar la luna y
darle muerte
cuando enrojezca el
mar la última aurora.
(Esto el Norte
profético lo sabe
y tan bien que ese
día los abiertos
mares del mundo
infestará la nave
que se hace con las
uñas de los muertos.)
Cuando, en Ginebra o
Zürich, la fortuna
quiso que yo también
fuera poeta,
me impuse. como
todos, la secreta
obligación de definir
la luna.
Con una suerte de
estudiosa pena
agotaba modestas
variaciones,
bajo el vivo temor de
que Lugones
ya hubiera usado el
ámbar o la arena,
de lejano marfil, de
humo, de fría
nieve fueron las
lunas que alumbraron
versos que
ciertamente no lograron
el arduo honor de la
tipografía.
Pensaba que el poeta
es aquel hombre
que, como el rojo
Adán del Paraíso,
impone a cada cosa su
preciso
y verdadero y no
sabido nombre,
Ariosto me enseñó que
en la dudosa
luna moran los
sueños, lo inasible,
el tiempo que se
pierde, lo posible
o lo imposible, que
es la misma cosa.
De la Diana triforme
Apolodoro
me dejo divisar la
sombra mágica;
Hugo me dio una hoz
que era de oro,
y un irlandés, su negra
luna trágica.
Y, mientras yo
sondeaba aquella mina
de las lunas de la
mitología,
ahí estaba, a la
vuelta de la esquina,
la luna celestial de
cada día
sé que entre todas
las palabras, una
hay para recordarla o
figurarla.
El secreto, a mi ver,
está en usarla
con humildad. Es la
palabra luna.
Ya no me atrevo a
macular su pura
aparición con una
imagen vana;
la veo indescifrable
y cotidiana
y más allá de mi
literatura.
Sé que la luna o la
palabra luna
es una letra que fue
creada para
la compleja escritura
de esa rara
cosa que somos,
numerosa y una.
Es uno de los
símbolos que al hombre
da el hado o el azar
para que un día
de exaltación
gloriosa o de agonía
pueda escribir su
verdadero nombre.
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Libros de poesías escrito por Jorge Luís Borges. Luna de enfrente en 1925 y Cuaderno san Martín, en 1929. En el primero no hay ningún poema referente a la luna, pero aquí pude estar la respuesta:
Siempre se pierde lo esencial. Es una
ley de toda palabra sobre el numen.
No lo sabrá eludir este resumen
de mi largo comercio con la luna.
J. L. Borges, “La luna”, en El hacedor.
Disertaciones en una noche de superluna, ante el poema La Luna
¿Se habla del lenguaje, de la Luna o de ambas?
¿Si hubo un PRIMER Adán, entonces habrán segundos y terceros?
¿Si leo el poema El Golem, encontraré la clave?
¿Es la parábola literaria su esencia?
¿Qué relación amorosa puede existir entre Luna I y Luna II?
¿El poema funciona como un espejo?
¿Luna de metaficción?
¿Luna reflexiva, que auto indaga?
¿Fisuras, engaños, mentiras y limitaciones del lenguaje?
¿La Luna en cuartetos endecasílabos consonantes?
Presento apartes del siguiente texto de Pérez Parejo.
Metapoesía y ficción en 'La luna' de Borges
Ramón Pérez Parejo
"El extenso poema, escrito en
cuartetos endecasílabos consonantes, utiliza el motivo de la luna para
referirse al tema de la distancia entre las palabras y las cosas, especialmente
cuando las palabras vienen cargadas de connotaciones culturales, cuestión sobre
la que el autor implícito se dispone a indagar. Utiliza el motivo de la
distancia de la luna como planeta con respecto al signo lingüístico que la
designa. Este motivo se desdobla temáticamente para subrayar otras cuestiones:
a. la indecibilidad de la
realidad (inefabilidad de la luna real)
b. el filtro cultural que impide
a los artistas observar la realidad objetivamente (la luna literaria).
Debemos preguntarnos, en primer
lugar, por qué el autor ha elegido este motivo y no otro. Es sabido que, en
principio, el motivo de la luna está asociado a la naturaleza femenina y al
erotismo. En este poema se toma el motivo de la luna como mera excusa para
referirse en general a nuestro conocimiento de las cosas a través de las
palabras.
Para ser más concreto, no cualquier hombre, sino el poeta se pregunta
acerca de la capacidad de su lenguaje poético para aprehender y conocer la
realidad, y más concretamente un fenómeno que considera singular, la luna. La
elección del astro para exponer sus elucubraciones metaliterarias no es
gratuito: la luna constituye un tema recurrente en la poesía de todos los tiempos,
como atestiguan tanto las referencias literarias que el autor menciona como
tantas otras.
En principio, debe destacarse al precursor Leopoldo Lugones con
su obra Lunario Sentimental, extenso libro de poemas inspirados en el motivo de
la luna. Borges confesó abiertamente su admiración por él y admitió que en el
motivo poético de la luna sólo era un mero continuador de la magna obra de
Lugones.
Casi todos los poetas han tratado el tema de la luna, de modo que
puede decirse que constituye uno de los temas más recurrentes de la literatura
universal. Más aun, aparece explícitamente (vv. 51-52: Me impuse, como todos,
la secreta/ obligación de definir la luna) La intención de dedicar un poema a
la luna, tal como han hecho los poetas de todas las épocas. La imagen de la
luna tiene un simbolismo complejo y rico.
Desde antiguo nuestro satélite está
vinculado, entre otras, a las ideas de la fecundidad o al el pensamiento mítico
de la muerte. Una razón debe aducirse para justificar la reelaboración de este
motivo. En 1818 el poeta inglés John Keats publicó Endymion, extensa narración
en verso sobre la luna, tema muy querido de los románticos. En este texto se
observan equivalencias entre la luna y la belleza estética, de modo que el
poema se convierte en una alegoría de la poesía y de la nostalgia de la
perfección estética. No debe perderse esta referencia en cuanto a una posible
lectura metaliteraria, además de metalingüística __si es que aquí no son la
misma cosa__ del texto de Borges. "
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