sábado, 13 de febrero de 2016

Ventoleras de carnaval

¿Qué pasó con las brisas de diciembre?

Palos porque venteas, palos porque no venteas...

Bajo la leve tramontana, ese viento que viene del noroeste, descrito en las páginas iniciales de la novela La tejedora de coronas, sentada a la sombra refrescante de los bambúes, he estado releyendo un libro titulado Observar el tiempo. Más bien, hojeándolo, un poco inquieta por los pronósticos climáticos adversos, debido al Fenómeno del Niño que nos golpeará contundentemente en este año 2016. 

Genoveva Alcocer remueve sus recuerdos de ese viento, que venía desde los terraplenes a espaldas del convento de Santa Clara, en Cartagena de Indias y narra así sus efectos perceptibles aún en el cuarto mes del año: 


"… subí las escaleras hasta el mirador de la casa de Goltar y lo hallé escudriñando el oeste con su famoso catalejo, el oeste donde el mar desenvolvía todavía, bajo la leve tramontana, las crespas furias que irían decreciendo a medida que abril aplanara sus láminas recalcitrantes y sollamara sus vahos estuosos…"

Diciembre llegó, llegó, con sus ventoleras, mujeres...

Amanecer en Salgar, Atlántico, Colombia, lunes 1 de febrero de 2016, a las 7:00 am.

 Los alisios soplan fuertemente en febrero

La fuerza del viento arquea completamente la palmera




Aunque este diciembre de 2015 llegó a mi ciudad sin sus acostumbradas ventoleras. Tal parece que Eolo estaba muy ocupado por otros lares, porque en Barranquilla ni siquiera una brisa leve se percibía. La ausencia del inmancable viento decembrino me producía inquietud, ya que este signo era una muestra de que el clima podría empeorar.

Inmersa en este panorama no sabía si tendría que seguir pavimentando el patio para evitar el gasto de agua o debía sembrar plantas como las trinitarias que resisten las largas sequías.

Y me preguntaba: Qué va a pasarle a mi pequeño bosquecillo de bambú; qué le sucederá al árbol de limón mandarina injertado, regalo de mi tía Marce(fallecida) y recuerdo de mi papá (que lo trasplantó); igual, al de guanábana, cuyos frutos cosecho en abril; sobrevivirá el árbol de mango, que aún no ha dado su primera cosecha.

Todo este panorama adverso se alejaba mucho de las sensaciones refrescantes que siempre me ha producido la expresión rosa de los vientos. Sólo me viene a la mente un nombre aplicado a los vientos que azotan con fuerza en Barranquilla durante los meses de diciembre, enero y febrero: Los alisios, así de simple la palabra.

Y comienzan a revolotear en mi cabeza imaginarios. Primero, la idea de que en otras regiones del mundo, Europa en este caso, los vientos tienen nombres bastante poéticos: Gregal, albornes, garbi o lebeche. Segundo, juntar rosa, estrella y cielo; tercero, inventarle vientos a Barranquilla.

... Y la brisa está, está, que llena el mundo de placeres...

Siguiendo con la lluvia de ideas, se me ocurre que si a esta rosa de los vientos la juntamos con las Stellæ maris (Las estrellas del mar), tendremos un poema completo que une el cielo y el mar. Cuál rumbo marcaremos en la carta celeste, hacia dónde miraremos en este cielo estrellado de primer trimestre del año. Desde los cuatro rumbos laterales, pasado por los ocho colaterales y siguiendo por los dieciséis co-colaterales. ¿Que ninguno de esos vientos sople aquí en Barranquilla, la ciudad de las ventoleras decembrinas?

Estrella del Mar, rosa de los vientos, estrella náutica; cuál de todos los nombres sería el más poético, para invocarte a ti, oh viento esquivo. Y grito "Stella Maris", como Lope de Vega (1562-1635):

Salve, del mar Estrella,
salve, Madre sagrada
de Dios y siempre Virgen.
...
La vista restituye,
las cadenas desata,
todos los males quita,
todos los bienes causa.

Específicamente, el segundo nombre, expresión metafórica como los otros dos, debido a que las puntas  que indican orientación semejan los pétalos de una rosa, es una expresión poética. Haciendo un compuesto lingüístico con las tres expresiones, podríamos decir que la belleza se hace esplendorosa.
 
La dirección del viento aparece en negro; los nombres, en verde; las estrellas y constelaciones asociadas, en rojo.

N 0° (30° × 0) Aparctias, Septentrio, Nordroni, Septentrión. Polar, Alpha ursæ minoris.
NpE       "Guardianas de la Osa" (Dubhe y Merak), Alpha y Beta ursæ maioris
NNE 30° (30° × 1) Meses, Boreas, Aquilo, Nordostroni, Bóreas, Aquilón. Dubhe, Alpha ursæ maioris.
NEpN    Schedar, Alpha Casiopea
Noreste NE  45° (45° × 1) Gregario, Gregal, Greco, Bora. Capella, Alpha aurigæ.
NEE 60° (30° × 2) Caicias, Caecias, Ostnordroni, Gregal, Cecias. Vega, Alpha lyrae
ENE        Arturo, Alpha bootis
EpN       Las Pléyades, Tauro
E  90° (30° × 3) Apeliotes, Subsolanus, Ostroni, Solano, Levante. Altair, Alpha aquilae.
EpS        Cinturón de Orión (Alnitak, Alnilam y Mintaka) Delta, Epsilon y Zeta orionis
ESE         Sirio, Alpha Canis Majoris
SEE  120° (30° × 4) Eurus, Vulturnus, Ostsundroni, Euro, Vulturno. Acrab, Beta scorpii
Sureste SE 135° (45° × 3) Siroco, Chamsin, Marin, Fumeque, Calima. Antares, Alpha scorpii
SEpS      Rigil Kent (aurus) Alpha centauri
SSE  150° (30° × 5) Euronotus, Euronotus, Sundostroni, Euronoto. Canopo, Alpha carinæ.
SpE        Achenar, Alpha eridani
S  180° (30° × 6) Notos, Auster, Sundroni, Noto, Austro. Cruz del Sur.
SSW  210° (30° × 7) Libonotos, Libonotus, Austroafricus Sundvuestroni Libionoto, Libio, Austroáfrico
Suroeste SW 225° (45° × 5) Lebeche, Libeccio, Garbino
SWW  240° (30° × 8) Lips, Africus Vuestsundroni Ábrego, Áfrico, Libis
W  270° (30° × 9) Zephyrus, Favonius Vuestroni Céfiro, Favonio
WNW  300° (30° × 10) Argestes, Corus Vuestnordroni Coro, Argestes
Noroeste NW 315° (45° × 7) Maestro, Mistral, Galerna, Cierzo
NNW  330° (30° × 11) Thrascias, Thrascias, Circius Nordvuestroni Cierzo, Trascias.



La Torre de los Vientos, edificio en forma de torre, de planta octogonal, en Grecia, específicamente en el Ágora romana de Atenas. Se trata de un Horologion o reloj. Sus dimensiones son 12 metros de altura y casi 8 metros de diámetro.
Autor de la fotografía: Chris Brown.


 
La Torre de los Vientos fue construida, en la primera mitad del siglo I a. C., por Andrónico de Cirro, astrónomo procedente de Cirro, Macedonia. En los detalles del friso, se observan a los dioses de los vientos Bóreas (viento del norte, a la izquierda) y Skiron (viento del noroeste, a la derecha)
 
"Los rumbos co-colaterales toman su nombre de los rumbos laterales, agregándoseles "por" (abreviatura p) y en inglés "by" (abreviatura b) para indicar su relación con el rumbo lateral del cual toman su nombre. Se colocan los rumbos colaterales en donde no sea claro entre cuales rumbos van. Por ejemplo, para el viento del nornoreste:
NpE/NbE (Norte+Norte+Este+Norte)— Norte por el Este."
Tomado de Wikipedia.
 

En diciembre llegaban las brisas, así se titula una novela de Mavel Moreno 

Parece ser que la única inquieta por la ausencia de los vientos alisios en diciembre no era solamente yo. Joaquín Mattos Omar, escritor barranquillero publicó en el diario El Heraldo, de Barranquilla, una nota sobre las tradicionales brisas decembrinas, que ya no aparecen sino para carnavales, específicamente en febrero.

Para una persona aficionada a la Astronomía, como es mi caso, el pronóstico del clima es importante; el éxito o el fracaso de nuestras observaciones del cielo, nocturno especialmente, depende de las condiciones atmosféricas. En caso de que se presenten bancos nubosos, la brisa es de gran ayuda, ya que moverá el obstáculo que no nos permite hacer nuestro trabajo.
En Facebook apreció esta notificación:


Y los comentarios no se hicieron esperar, :



Inventándole nombres a los vientos que soplan en mi ciudad

A la realidad del clima de La Arenosa, se le puede agregar un poco de fantasía que refresque nuestros días; de todas formas, qué diría la escritora Marvel Moreno si ya las brisas no llegan en diciembre.

"La temperatura promedio es de 27,4 °C. De noviembre hasta principios de abril, coincidiendo con el invierno boreal, soplan los vientos alisios del noreste, mitigando en parte el intenso calor. Hacia fines de junio soplan los alisios del sureste, produciendo el Veranillo de San Juan. Es por esto que en esa época se vive un ambiente parecido a diciembre."
Tomado de Wikipedia.
 

Los 32 puntos tradicionales de los nombres mediterráneos aplicados a los vientos.

 
 
En un libro publicado por el profesor Luís Arjona, de Sabanalarga, se mencionan los tipos de vientos o brisas que azotan la región ganadera del Atlántico, con nombres particularmente autóctonos.
 
Como podemos observar en las fotos de los comentarios publicados en Facebook, el tema de las ventoleras estuvo sobre el tapete en este inicio del año 2016. En los años 90s, cuando bajaba al Paseo Bolívar, centro de mi ciudad, la brisa soplaba implacable y si llevaba puesta una falda, esta podía quedar pegada a la cara descubriendo las piernas y dejando ver la pantaleta y el cuerpo hasta el ombligo. Después que esa falda se levantaba así, era un odisea bajarla, la tela se pegaba a la cara y cubría el rostro como una máscara. Los caballeros felices, lanzaban un pregón al aire: ¡Sopla brisa, sopla! Este viento se llamaría faldero.
 
Norte: El Mallorquín.
Noreste: El Salamanca.
Este: El Magdalena.
Sureste: El Vía Cuarenta.
Sur: El soledad.
Suroeste: El Galapa.
Oeste: El Tubará.
Noroeste: El Porteño.
 

Palo porque bogas, palos porque no bogas

En fin, como no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista, las condiciones climáticas han cambiado en unos días y ahora hay que salir de noche con blusas manga larga y chal.
 
Todo esto, hasta que llegó EL FRENTE FRÍO.



La expresión del subtítulo bien podría trocarse en 'palos porque venteas, palos porque no venteas'. Ahora yo quejándome por ese viento frío que azota a la ciudad. La Dirección Marítima del puerto de Barranquilla alertó sobre oleaje fuerte debido a que las corrientes de aire podrían alcanzar los 46 K/H.
 
 
"El centro de investigaciones (CIOH) señaló que esta condición meteorológica afecta de manera directa las jurisdicciones de los puertos de Riohacha, Santa Marta, Barranquilla, Cartagena, San Andrés y Providencia, donde la velocidad del viento estará entre los 15 y 25, ósea de 27,78 km/h a 46,3 km/h, lo normal es que presente de 8 a 10 nudos (de 14,81 km/h a 18,52 km/h), según la CIOH."

 
Qué brisón... Al mal tiempo, buena cara...
 

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